jueves, 7 de noviembre de 2013

"Musica & Rebeldia en adolescentes"

"Música & Rebeldía en adolescentes"

Música 

La música siempre ha desempeñado un papel importante en el aprendizaje y la cultura, pudiendo llegar a influir en costumbres y emociones. En muchas ocasiones la música forma parte de la tradición de un país o de una región (reggae, tango, folklore, rap, polka, salsa, samba, etc. En numerosas circunstancias se convierte la música en verdadera protagonista pudiendo serlo también los propios intérpretes o sus mismos autores. La música ha vivido cambios espectaculares, y la influencia que ha ejercido en todas las generaciones, de forma especial en los adolescentes, siempre ha supuesto una fuente de preocupación para la sociedad y las familias. Desde ya que no se intenta decir que la música solamente ha modificado a la sociedad. La sociedad, en general, ha visto modificados muchos de sus valores, primando en la actualidad el éxito y la competencia, la eficacia y el rendimiento, el poder del dinero, el bienestar y el ocio, el estatus social y la belleza. La influencia de los medios de comunicación y, en especial, de la televisión, ha marcado notablemente la vida social. La música juega un papel importante en el refuerzo de este tipo de valores




Se sabe que los jóvenes construyen su identidad con el vestuario, el peinado, el lenguaje, así como también con la apropiación de ciertos objetos emblemáticos, en este caso, los bienes musicales, mediante los cuales, se convierten en sujetos culturales, de acuerdo con la manera que tienen de entender el mundo, y de vivirlo, de identificarse y diferenciarse. Los jóvenes se constituyen en grupo. Los amigos son el núcleo donde se generan los patrones de conducta que se le propone seguir al adolescente. El deseo de ser independiente de la familia lo va a suplir con la dependencia de un grupo. Allí se escogerán los significados sociales que atribuyen a los bienes culturales que consumen. Ella es la que determina la forma de vestirse, de peinarse, de moverse, la forma de hablar. Este conjunto de creencias construye la identidad de ese grupo de pertenencia. No es casualidad que la población más joven, aquella que inicia sus propios procesos de conformación de identidad, sea la que muestra mayor nivel de compra de material discográfico, porque les es preciso poseer una serie de bienes culturales para formar parte de la comunidad cultural. 




 En un mundo que tiende a la homogeneidad extrema, la música parece ser el última salida donde mostrar una diferencia. Ser original, independiente o rebelde, e ir contra la corriente. Quizás sea buscar una identidad diferente a la de sus padres, o quizás, solo ocupar el tiempo libre, o ahogar el sentimiento de soledad, y encontrar un grupo de personas en el que ampararse ante las exigencias del sistema. El hecho es que una de las actividades que más realizan los adolescentes es escuchar música. La música une a individuos de puntos muy diferentes de la sociedad. Consideramos que la música es algo que hace parte de la cultura de los adolescentes, la cual les permite o les da una luz para crear su identidad o simplemente puede servir como medio de relajación o de diversión.




En tal sentido, debemos decir que los miembros más jóvenes de la sociedad son los más expuestos a las influencias, a tal punto esto es así, que los adolescentes, por ejemplo, fundan su identidad a través del vestuario, el peinado, el lenguaje, y la música. Asimismo, los jóvenes, que se movilizan en grupos, forman a partir de dichos elementos sus patrones de conducta. En los grupos en los cuales el elemento de unión es la música, las creencias se generan a partir de ella. Ella es la que fija la forma de vestirse, de peinarse, de moverse, de hablar. Este conjunto de ideas construye la identidad de ese grupo de pertenencia. Por eso es que la población joven y adolescente es la que adquiere mucho más material discográfico o es la que más concurre a recitales. 

En un mundo que tiende a la homogeneidad extrema, la música parece ser una alternativa para mostrar alguna diferencia: ser original, independiente o rebelde, e ir contra la corriente. Quizás en busca de una identidad distinta a la de padres, o quizás, sólo ocupar el tiempo libre, o ahogar el sentimiento de soledad, y encontrar personas en quienes ampararse ante las exigencias del sistema. 

El hecho es que una de las actividades más frecuentes de los adolescentes es escuchar música. La música une a individuos de puntos muy diferentes del mundo.








                               Rebeldía





Si hay una palabra asociada a la adolescencia esa es rebeldía. Los científicos que estudian esta etapa de la vida, los padres que conviven con chicos y chicas en esa edad y los propios adolescentes que, muy frecuentemente, se definen así, todos ellos acuden a a palabra rebeldía para definir la adolescencia.
Y esa rebeldía se muestra en la mayoría de los casos contra los padres. Es muy normal que estos se quejen de que sus hijos les cuestionan todo: desde la hora fijada para volver a casa a las normas a la hora de comer o la sugerencia de llevar otra ropa. Y es cierto que la mayoría de los adolescentes lo cuestionan todo. Están en la edad de hacerlo. Y eso es así por dos razones.





Los adolescentes están buscando su independencia

La primera razón que les hace rebeldes es que en ese momento de su vida están comenzando a ser independientes. Es un largo proceso que les llevará a la madurez. Y en ese proceso habrá roces con la autoridad establecida, y la autoridad establecida más cercana a ellos son sus padres.
La adolescencia es el tiempo en el que los chicos y las chicas viven la formación de su personalidad. Poco a poco irán madurando hasta convertirse en adultos. Y esa necesidad de afianzar su personalidad es la que les lleva a cuestionar todo lo establecido.
Es el momento en el que comienza el pensamiento abstracto
Y esa es la segunda razón de la rebeldía. Podríamos decir que son rebeldes porque pueden serlo. Su cerebro también está evolucionando hacia otro tipo de pensamiento distinto al de la niñez que les permite ser críticos e interrorgarse, tanto a ellos mismos como a los que les rodean, sobre todas las cosas.
Qué es el pensamiento abstracto
Los niños solo son capaces de pensar sobre cosas o personas concretas. Sus mentes que no están acabadas de desarrollar no les permiten abarcar ideas simbólicas. El momento en el que ese proceso de cambio comienza en el pensamiento es al inicio de la pubertad.
El pensamiento de los niños se basa en cosas reales. El pensamiento de los adolescentes, por el contrario, comienza ya a ocuparse de ideas o conceptos abstractos. Los adolescentes empiezan a pensar en conceptos como la libertad, la independencia, la patria y cualquier otra cosa que forma parte de nuestra cultura aunque no sea un objeto real. Pero esa forma de pensamiento no está definitivamente establecida en sus mentes y los adolescentes todavía tienen una característica propia del pensamiento de los niños que irá desapareciendo poco a poco: ellos son el centro de todo. Y esa es la razón de que, sobre todo en las primeras etapas de la adolescencia, la rebeldía está centrada en lo que les concierne a ellos. Cuando va pasando el tiempo y los chicos y chicas comienzar a madurar y con ellos su forma de pensamiento suelen comenzar a aparecer otras formas de rebeldía que se centran en temas sociales y políticos.


Cómo hacer que la rebeldía sea beneficiosa

Es evidente que la rebeldía es buena para la formación del carácter del adolescente porque, primero, le ayuda a construir la personalidad y la independencia que va a necesitar como adulto y, segundo, le sirve para ir formando su pensamiento abstracto que también es imprescindible para llegar a la madurez.
Hay algunos trucos que pueden ayudar a los padres a sobrellevar las explosiones de rebeldía de forma que estás le sirvan a sus hijos adolescentes pero no arruinen la vida familiar.
  • Permir siempre a los adolescentes hablar. Muchas veces solo exprensando su punto de vista ya tienen suficiente. Por eso es bueno comunicarse con ellos y dejarles que lo hagan.
  • No pelear con ellos por cosas sin importancia. Valorar muy bien las batallas que queremos tener con nuestros hijos. Es muy posible que el tipo de ropa que lleven durante una época especialmente rebelde sea mucho menos importante que su actitud respetuosa con los demás. Si intentamos librar todas las batallas podemos perder en todas ellas. Sielegimos bien, podemos conseguir que el chico o la chica nos hagan caso porque "no siempre imponemos nuestra voluntad".
  • Tener charlas sobre temas sociales con ellos con frecuencia. Es una forma de permitirles que vayan desarrollando su pensamiento abstracto. Podemos hablar con ellos sobre cualquier cosa que nos interese: cultura, política, sentimientos… Si somos sinceros y permitimos al adolescente que exprese libremente su opinión, él o ella aprenderá la importancia del diálogo y podrá mostrar su rebeldía de forma mucho más constructiva que con un enfado. Y si además le impulsamos a trabajar de forma activa por aquello en lo que cree, podemos hacer también que esa rebeldía repercuta como beneficio en toda la sociedad.








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